Haz que tus invitados se sientan como en casa

Haz que tus invitados se sientan como en casa

“Aquí me siento como en casa”. Ese es uno de los mayores halagos que nos puede hacer algún amigo o familiar que nos visite. Posiblemente, no haya una manera más clara de expresar un bienestar que además es compartido tanto por esa persona como por nosotros mismos. Y es que, si la gente a la que apreciamos se siente bien, nosotros estamos bien también. Ahí reside una de las grandes magias de las que están llenas las relaciones humanas. Ser anfitriones es sin duda algo muy bonito.

También tiene algo de responsabilidad. Recibir a personas queridas y conseguir que se sientan como en su propia casa no es coser y cantar. Mucho más si se trata de personas a las que conocemos menos. Hace falta un buen don de gentes, pero también alguna cosa más, como la atención, una limpieza y acondicionamiento previo de la casa y la presentación de esta a quien la pisa por primera vez. Es de gran ayuda conocer algún rasgo de los gustos o interés de quien venga a visitarnos, ya que podemos preparar algún detalle personal que agrade.

Por ejemplo, algo de música a un volumen que permita las conversaciones es un básico que facilita mucho las cosas al principio. En el momento de la llegada, es de buen anfitrión realizar las presentaciones pertinentes, especialmente si estamos en un grupo grande y hay muchas personas que no se conocen entre sí. Eso convierte las interacciones espontáneas en mucho más sencillas. Durante la charla, una escucha activa es algo que siempre dinamiza el ambiente. Ah, y si estás echando algo en falta, estás en lo cierto.

Con Bebé es fácil estar siempre como en casa

Exacto. La comida. Casi podríamos decir que la mesa tiene un papel, mucho más que importante, fundamental si estamos hablando de hospitalidad. Un consejo previo antes de ponerte con las manos en la masa: intenta saber antes de la llegada de tus invitados si alguno tiene alguna restricción alimentaria, como por ejemplo las alergias. Con respecto al tipo y cantidad de comida que ofrecerás deberás tener en cuenta, también, si el encuentro es más o menos informal o si se trata, claro, de un almuerzo o de una cena completa.

Bebé se convierte entonces en tu ayudante predilecto. La versatilidad de nuestras confituras de frutas te va a poner las cosas mucho más fáciles. Un clásico que no falla para empezar a abrir boca son los canapés en los que la confitura se complemente a la perfección con sabores salados como el del queso, el paté o los frutos secos. ¿Quieres algún ejemplo ganador? Sorprende a tus invitados con un biscote de anchoas con confitura de higos. O con tostaditas de queso crema con confitura de naranja amarga.

Asegúrate de tener a mano un buen surtido de panecillos, tostaditas o picos de pan, porque el maridaje de nuestras confituras con el jamón o el pavo amenazará con acabar las existencias. Además, las confituras te ayudarán en la creación de alguna salsa mágica que realce la exquisitez de tus platos principales de carne o de pescado. Pero si estás buscando dar un golpe de efecto, te recomendamos que te encomiendes a algo que nunca falla. La mermelada de cebolla confitada, la de pimiento del piquillo y la de cabello de ángel multiplican las opciones (pizza, minihamburguesas, tartaletas, empanadas, tortillas o montaditos) y le otorgarán a tu mesa un toque de elegancia distintivo. ¡Sé el perfecto anfitrión con Bebé!